Más allá de las evaluaciones a corto plazo, la crisis financiera internacional ha redefinido la estructura económica global. El actual auge de China e India no está exento de peligros, así como tampoco es un hecho la caída de los países desarrollados.
El nuevo entorno económico internacional plantea buenas oportunidades, pero también amenazas para nuestro país. Urge diversificar nuestra oferta exportable, ampliar el número de países de destino y no descuidar el mercado interno.La configuración y el funcionamiento de la economía del planeta se han trastocado. La crisis financiera remeció la economía del mundo entero, llevándola hasta el límite de su resistencia. Así, las economías han sufrido una extraordinaria prueba de estrés, de la que no todas están saliendo airosas. Por otro lado, las propias fuerzas desatadas por la crisis han profundizado algunas tendencias globales, mientras que otras han sido redefinidas.
Aunque ya se ven signos de recuperación, los riesgos no han cesado, tal como se constata con los estallidos de problemas financieros en diversos países. Más allá de la coyuntura, lo evidente es que estamos ante un punto de quiebre y que ya existe un nuevo entorno económico internacional. El mundo ha cambiado y sus perspectivas también.Este nuevo panorama plantea a la economía peruana varios desafíos y contingencias, pero también posibilidades. A raíz de la crisis internacional, los impulsos que provenían del exterior y dinamizaban la economía local se han debilitado (en algunos casos, ya están comenzando a recuperarse, aunque lentamente), en tanto que la participación del Estado (a nivel global) ha cobrado más importancia. A la vez que la reforma de la arquitectura financiera internacional está en la mesa de debate. ¿Qué le aguarda a la economía peruana?
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